sábado, 20 de mayo de 2023

MEMORIAS DEL ÚLTIMO ESPAÑOL DE ESPAÑA

 

MEMORIAS DEL ÚLTIMO ESPAÑOL DE ESPAÑA. página 100


Los alzados no solo habían manifestado su voluntad, que era firme y férrea, sino de una determinación inquebrantable, de no ceder ante semejante atropello. Habían expuesto sus razones y habían concatenado unos juicios con otros para formar razonamientos que eran incuestionables, ciertos, demoledores de cualquier contraargumento, que se confundían con la verdad desde cualquier angulo que se viese. Pero lo mas demoledor era la coherencia e identificación entre lo que decían y lo que hacían, semejante sincronía no solía verse.

El público en general intentaban escucharlos cuando podían, pese a que habían capado a los medios para silenciar su voz, ya que las autoridades estaban aterradas de que se supiese lo que hablaban, pues eran conocedores de que lo que no se sabe no existe.

A los que les llegaba el mensaje, no solo daban la razón a los alzados, sino que no podían creerse, lo que estaba ocurriendo, de lo que estaban haciendo esos tiranos camuflados de demócratas progresistas, salva patrias vestidos de rojo y aunque se escuchaban los gritos desgarradores de dolor de los alzados por el atropello sufrido, no pasaba nada, del ruido se pasaba al silencio como si nada hubiese ocurrido y al poco tiempo ya nadie se acordaba de lo que sucedió, del ruido que por un momento existió y que en el ahora presente decía la voz del narrador: “lo que no se sabe, no existe”.

En ese entonces, los tiranos decían que a lo hecho pecho, de que no se podía hacer nada, que era un mal menor y de que el huevo frito no se podía convertir en huevo fresco, de que no había retorno y en eso uno de los alzados vio como los tiranos se disponían a freír mas huevos, de que la sartén tenía que hacer su menester.

El criador de gallinas comento que producir huevos era como producir noticias; de que no se puede predecir al mercado, a que precio se venderán, de que si sigues las noticias del mercado, aunque seas de los primeros en conocer la noticia, no tienes ventaja, de que de lo que se trataba era en adelantarse a la noticia y no en seguirla. Por eso freían los huevos. La ventaja era el antes y no ser el primero en el después; lo alzados lo sabían, que el devenir no se podía predecir, solo se podía crear y por eso, precisamente por eso, los silenciaban, sabían la verdad y no les dejaban que la transmitiesen y así sus gritos desgarradores sonaba a un rum rum en un auditorio insonorizado y cegado.

La gente escuchaba el relato de los creadores de noticias o criadores….según se mire, pero no les llegaba el contenido de los alzados que eran predicadores en un desierto de almas sin juicio crítico.

Mientras narraba estos hechos algo estaba sucediendo, las reglas del hacer social no estaban mutando, los mecanismos de promoción y ascenso social no variaban, pero habían llegado criadores de avestruces, que les decían a los de gallinas, quitate tú, que me pongo yo. Pero el verdadero cambio o mutación era que el público no se fascinaba, se habían vuelto incrédulos, carecían de ilusión y sin esta energía vital todo se marchitaba en un languidecer que narraba el último español de España.





Francisco Anaya Berrocal en Málaga a 20 de mayo de 2023.

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