sábado, 20 de noviembre de 2021

LA ENCERRONA

LA ENCERRONA



Con el sistema monetario del patrón oro, en su última modalidad (patrón dólar, 35$/1ozt), las emisiones de dinero que figuraban en los pasivos de los bancos centrales o emisores se correspondía con las reservas de oro, otros metales preciosos y divisas que constaban en sus activos.

Con la inconvertibilidad del dólar en oro en 1971 y el consiguiente fin de Bretton Woods el respaldo de las emisiones monetarias se cifraba en la necesidad de flujo monetario de la economía para su crecimiento bajo el subyacente de la creencia de valor de los sujetos económicos en ese dinero emitido. Mientras no se alejo mucho la expansión monetaria y su velocidad de circulación del crecimiento del PIB se tuvo y se sostuvo una inflación soportable, que cuando se incrementaba mas de la cuenta se drenaba mediante operaciones de open market, por la que se vendía deuda publica para aminorar la liquidez del mercado y frenar así el incremento del IPC.

Poco a poco esta expansión de dinero y deuda emitida se fue acelerando para resolver crisis (2000 puntocom, 2008 subprime..) de tal modo que el pago o amortización de dicha deuda era inviable sin producir una enorme Gran Depresión y los gobiernos de turno no estaban dispuestos a asumir dicho coste político y social con la consiguiente perdida electoral.

Así la solvencia del emisor de deuda publica se medía en su capacidad presupuestaria de hacer frente al pago de intereses, que permitía refinanciar dicha deuda que no se cancelaba nunca. Esta capacidad presupuestaria a su vez se correspondía a la marcha de la economía, a su capacidad de crecimiento y por tanto de obtención de ingresos fiscales. En este contexto se hacía inviable subidas de tipo de interés sin asumir los costes sociales y políticos que acarreaba, ya que el Estado tendría que recortar los gastos sociales y no sociales para atender al pago de intereses del servicio de la deuda que se llevaría una tajada mayor del presupuesto como consecuencia del incremento de intereses.

Esta expansión cuantitativa no genero inflación de precios al consumo (IPC) en cuanto que era contrarrestada por la innovación tecnológica y organizativa con el consiguiente incremento de productividad que es deflacionario y porque el aumento monetario no llegaba a la base de la sociedad y se quedaba retenido en los mercados financieros aminorando la velocidad de circulación del dinero, pues tanto si se invertía a largo o corto plazo, allí se retenía y que les permitía subir las cotizaciones de los títulos pero no su valor en términos reales. De esta manera la economía financiera y la economía real se descoordinaban y separaban.

Con la aparición del Covid19 (cisne negro) esta expansión monetaria se incremento a límites nunca vistos para atenuar los efectos económicos y sociales de la pandemia, pero los cambios sociales y económicos provocados por la misma pandemia como aminoración de desplazamientos, incremento de consumo y uso vía internet….han dislocados los mercados o mejor dicho sus cadenas de suministro incrementando el IPC por inflación de costes sin que se hallan subido los tipos de interés. Esta inflación de hacerse persistente y dentro de unos límites controlables permitirá reducir en términos reales el coste de la deuda publica ya emitida pero provocará subida de tipos de interés para nuevas emisiones de deuda que provocará la insolvencia de muchos deudores públicos y privados (cías zombis) y la consiguiente crisis que podrá desplomar las cotizaciones de muchas divisas fiat.

Y es que el actual dinero, el dinero fiat tiene fecha de caducidad, se hace oxidable y por tanto los visionarios lo cambiarán por otros dineros mas sólidos antes que se erosione.



Francisco Anaya Berrocal en Málaga a 20 de noviembre de 2021.

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