domingo, 18 de enero de 2015

EL DESCONTAMINADOR: CIUDADANOS y FELIPE VI.
Cuando una sociedad no tiene medios para averiguar las falacias que tienen y contienen su propia existencia, cuando se creen que son libres porque tienen la facultad de elegir entre varias opciones aun cuando la opción elegida esta predeterminada, cuando leen y estudian la restauración borbónica en los libros de texto de historia como “oligarquía y caciquismo” habida cuenta el analfabetismo de entonces y no se paran a reflexionar en la neorestauración borbónica instaurada por S.M. el Rey D. Juan Carlos I,  que fue como sucesor  de Franco, o sea  como capitán general de los Ejércitos de España,   pero que su hijo le sucede como rey, en una monarquía que ha perdido su magia encantadora al aplebeyarse, al tener razón personal primacía sobre la razón de estado( siempre se casaron los príncipes por razones de estado); donde por otra el rango de jefe supremo del ejército ha perdido influencia al dejar de ser el estamento militar, un poder factico, de modo que el rey deja de ser rey en el sentido canovista del término y el modelo de la neorestauración con su democracia participada y su sistema de partidos políticos agotado y la institución intenta reinventarse con más de lo mismo, que valió para su padre, pero que no vale para su tiempo. Cuando ocurren estas cosas y otras que no cuento, es porque estamos asistiendo al hundimiento de ESPAÑA.
Castilla hizo a España y España ha deshecho a Castilla decía Ortega y Gasset y es así, en cuanto que las Españas dio paso a España y Portugal y no se admitió otra modalidad española que no fuese la castellana y así se habla de lengua española, solamente como la castellana, como si la catalana, la gallega o la euskara fuesen de la Conchinchina.
Tal vez tenga que morir España, para que surja Iberia.  Iberia como un proyecto de vida en común  en el que todos los territorios que la integran, lo hacen en simetría, sin privilegios, sin fueros ni derechos históricos  y solo desde esta reformulación tiene sentido y vigencia la monarquía española como conductora de este proceso.
El proceso requiere el destape da la trastienda y se vea desde el escaparate dado que el cliente ya no se fía, en cuanto se alfabetiza. El trasvase de la trastienda al escaparate no es otra cosa que la transformación de la democracia participada en democracia participativa, que la opinión publicada deje paso a la opinión pública, que lo que la gente cree que ocurre deje paso  a descubrir y saber lo que realmente ocurre.
El hilo conductor de Iberia es que juntos somos más que por separados. Pero debajo de todo ello subyacen  las Españas como unidad e comunidad  de destino histórica. Fíjese  que hasta la segregada Portugal pasa  por los mismos trances históricos que su gemela y así invasiones napoleónicas, carlistas/miguelistas, mapa rosa/guerra del 98, Salazar/ Primo, Franco,  regreso democrático 74/75, ingreso CEE 1986 juntos. Somos una unidad geográfica e histórica milenaria y esta monarquía milenaria solo se tiene y se sostiene en cuanto cumple su función milenaria de unidad que hoy no se alcanza con el sable de capitán general.
Iberia y su democracia participativa requieren al individuo, al ciudadano como sujeto de derecho y no al territorio, para obtener la simetría territorial y solo desde esta postulación podremos encontrarnos todos, ya que el modelo asimétrico de unos más que otros,  no se tiene ni se sostiene ya  (fueros vasco-navarros, pretensiones catalanas).
Está condenado al fracaso ser rey de todos los españoles, cuando existen diferentes clases de españoles en función del territorio en el que viven con  el agravante de que los que amenazan con irse son los que tienen y obtienen prebendas y privilegios.
¿Cómo y con qué proyecto  entusiasmar a todos para vivir juntos? ¿Cuál es el hilo conductor de esa convivencia?
 Autonomistas, federalistas,  confederalistas,….. son todas diferentes opciones de organizar  el Estado, que se centran y se focalizan en las relaciones entre Administraciones  Públicas y el poder que deriva para la clase política que lo ocupa. Las competencias y las relaciones entre Administraciones no pueden derivar de las necesidades de la casta u oligarquía caciquil, sino de las necesidades de los ciudadanos; a modo de ejemplo, a un ciudadano le trae al pairo que Administración es competente en cuanto a un servicio público , si lo es la local, autonómica, central o comunitaria. Lo que quiere es un buen servicio al mejor precio posible y no, que dicho servicio sea moneda de cambio entre Madrid y Barcelona, entre el centro y la periferia. La distribución de competencias, las relaciones entre Administraciones Públicas tienen que ser derivada de las necesidades de los ciudadanos, de los usuarios de los servicios y bienes públicos y no de los intereses particularistas de los nacionalistas de la periferia  y de los nacionalistas del centro, que bajo el parapeto y argumento de la soberanía, disfrazan y esconden sus intereses particulares e  oligárquicos.
Un modo de hacer Política diferente, de instaurar Política de Estado,  es fijar y coronar al ciudadano como centro de toda la actividad política; de dejarlo de apreciarlo como materia prima de trabajo, o sea como votante y elevarlo a la categoría de ciudadano, como sujeto de derechos, pero también de obligaciones. De fabricar programas electorales que no se van a cumplir, pero que ganan elecciones y decir la verdad. Del mismo modo que el crío pierde la inocencia al enterarse de que los Reyes Magos  no vienen de Oriente y el ratoncito Pérez no recoge el diente caído, el cuerpo electoral se alfabetiza, al perder la inocencia y pide que le digan la verdad y no le cuenten  cuentos, como la soberanía reside……… o sea menos rollo y más manteca al bollo.
Es el ciudadano  con sus circunstancias y sus necesidades, el eje e hilo conductor del proyecto de vida en común y este solo tiene cabida en una democracia participativa donde la transparencia, la reestructuración, la participación, la desintermediación  y la regeneración son  el ADN del sistema que se da España para vivir juntos, para ser más y mejor.
¿Es Felipe VI, la manija de ese hilo conductor?
El que suscribe el texto, que acaban de leer en su imaginario de niño transformaba las derrotas del glorioso ejército español como Rocroi, en victorias y cambiaba el curso de la historia. Ahora que he dejado de ser niño y sobrepasa  el medio siglo, ha dejado de mirar el escaparate y quiero saber si el mal olor que procede de la trastienda se puede descontaminar. En mi fondo subyace el principio motor de rehacer y reconstruir las Españas; de convertir Rocroi en una victoria.
¿Es Felipe VI, el descontaminador? Si lo es yo soy monárquico, si no lo es yo soy republicano; en definitiva es la razón histórica, la que marca la tendencia y su propio devenir.
Francisco Anaya Berrocal.


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