EL
DESCONTAMINADOR: CIUDADANOS y FELIPE VI.
Cuando una sociedad no tiene medios para averiguar las
falacias que tienen y contienen su propia existencia, cuando se creen que son
libres porque tienen la facultad de elegir entre varias opciones aun cuando la
opción elegida esta predeterminada, cuando leen y estudian la restauración
borbónica en los libros de texto de historia como “oligarquía y caciquismo”
habida cuenta el analfabetismo de entonces y no se paran a reflexionar en la
neorestauración borbónica instaurada por S.M. el Rey D. Juan Carlos I, que fue como sucesor de Franco, o sea como capitán general de los Ejércitos de
España, pero que su hijo le sucede como rey, en una
monarquía que ha perdido su magia encantadora al aplebeyarse, al tener razón
personal primacía sobre la razón de estado( siempre se casaron los príncipes
por razones de estado); donde por otra el rango de jefe supremo del ejército ha
perdido influencia al dejar de ser el estamento militar, un poder factico, de
modo que el rey deja de ser rey en el sentido canovista del término y el modelo
de la neorestauración con su democracia participada y su sistema de partidos
políticos agotado y la institución intenta reinventarse con más de lo mismo,
que valió para su padre, pero que no vale para su tiempo. Cuando ocurren estas
cosas y otras que no cuento, es porque estamos asistiendo al hundimiento de
ESPAÑA.
Castilla hizo a España y España ha deshecho a Castilla decía
Ortega y Gasset y es así, en cuanto que las Españas dio paso a España y Portugal
y no se admitió otra modalidad española que no fuese la castellana y así se
habla de lengua española, solamente como la castellana, como si la catalana, la
gallega o la euskara fuesen de la Conchinchina.
Tal vez tenga que morir España, para que surja Iberia. Iberia como un proyecto de vida en común en el que todos los territorios que la
integran, lo hacen en simetría, sin privilegios, sin fueros ni derechos
históricos y solo desde esta
reformulación tiene sentido y vigencia la monarquía española como conductora de
este proceso.
El proceso requiere el destape da la trastienda y se vea
desde el escaparate dado que el cliente ya no se fía, en cuanto se alfabetiza.
El trasvase de la trastienda al escaparate no es otra cosa que la
transformación de la democracia participada en democracia participativa, que la
opinión publicada deje paso a la opinión pública, que lo que la gente cree que
ocurre deje paso a descubrir y saber lo
que realmente ocurre.
El hilo conductor de Iberia es que juntos somos más que por
separados. Pero debajo de todo ello subyacen
las Españas como unidad e comunidad
de destino histórica. Fíjese que
hasta la segregada Portugal pasa por los
mismos trances históricos que su gemela y así invasiones napoleónicas,
carlistas/miguelistas, mapa rosa/guerra del 98, Salazar/ Primo, Franco, regreso democrático 74/75, ingreso CEE 1986
juntos. Somos una unidad geográfica e histórica milenaria y esta monarquía
milenaria solo se tiene y se sostiene en cuanto cumple su función milenaria de
unidad que hoy no se alcanza con el sable de capitán general.
Iberia y su democracia participativa requieren al individuo,
al ciudadano como sujeto de derecho y no al territorio, para obtener la
simetría territorial y solo desde esta postulación podremos encontrarnos todos,
ya que el modelo asimétrico de unos más que otros, no se tiene ni se sostiene ya (fueros vasco-navarros, pretensiones
catalanas).
Está condenado al fracaso ser rey de todos los españoles,
cuando existen diferentes clases de españoles en función del territorio en el
que viven con el agravante de que los
que amenazan con irse son los que tienen y obtienen prebendas y privilegios.
¿Cómo y con qué proyecto entusiasmar a todos para vivir juntos? ¿Cuál
es el hilo conductor de esa convivencia?
Autonomistas, federalistas,
confederalistas,….. son todas diferentes
opciones de organizar el Estado, que se
centran y se focalizan en las relaciones entre Administraciones Públicas y el poder que deriva para la clase
política que lo ocupa. Las competencias y las relaciones entre Administraciones
no pueden derivar de las necesidades de la casta u oligarquía caciquil, sino de
las necesidades de los ciudadanos; a modo de ejemplo, a un ciudadano le trae al
pairo que Administración es competente en cuanto a un servicio público , si lo
es la local, autonómica, central o comunitaria. Lo que quiere es un buen
servicio al mejor precio posible y no, que dicho servicio sea moneda de cambio
entre Madrid y Barcelona, entre el centro y la periferia. La distribución de
competencias, las relaciones entre Administraciones Públicas tienen que ser
derivada de las necesidades de los ciudadanos, de los usuarios de los servicios
y bienes públicos y no de los intereses particularistas de los nacionalistas de
la periferia y de los nacionalistas del
centro, que bajo el parapeto y argumento de la soberanía, disfrazan y esconden
sus intereses particulares e oligárquicos.
Un modo de hacer Política diferente, de instaurar Política
de Estado, es fijar y coronar al
ciudadano como centro de toda la actividad política; de dejarlo de apreciarlo
como materia prima de trabajo, o sea como votante y elevarlo a la categoría de
ciudadano, como sujeto de derechos, pero también de obligaciones. De fabricar
programas electorales que no se van a cumplir, pero que ganan elecciones y
decir la verdad. Del mismo modo que el crío pierde la inocencia al enterarse de
que los Reyes Magos no vienen de Oriente
y el ratoncito Pérez no recoge el diente caído, el cuerpo electoral se alfabetiza,
al perder la inocencia y pide que le digan la verdad y no le cuenten cuentos, como la soberanía reside……… o sea
menos rollo y más manteca al bollo.
Es el ciudadano con
sus circunstancias y sus necesidades, el eje e hilo conductor del proyecto de
vida en común y este solo tiene cabida en una democracia participativa donde la
transparencia, la reestructuración, la participación, la desintermediación y la regeneración son el ADN del sistema que se da España para
vivir juntos, para ser más y mejor.
¿Es Felipe VI, la manija de ese hilo conductor?
El que suscribe el texto, que acaban de leer en su
imaginario de niño transformaba las derrotas del glorioso ejército español como
Rocroi, en victorias y cambiaba el curso de la historia. Ahora que he dejado de
ser niño y sobrepasa el medio siglo, ha
dejado de mirar el escaparate y quiero saber si el mal olor que procede de la
trastienda se puede descontaminar. En mi fondo subyace el principio motor de
rehacer y reconstruir las Españas; de convertir Rocroi en una victoria.
¿Es Felipe VI, el descontaminador? Si lo es yo soy
monárquico, si no lo es yo soy republicano; en definitiva es la razón
histórica, la que marca la tendencia y su propio devenir.
Francisco Anaya Berrocal.
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