viernes, 23 de marzo de 2018

SUEÑO


SUEÑO
Hoy he soñado que el mundo era tal como lo había soñado. Que era tal como lo había escrito, tal como había reinventado la Historia, ya que me dedico, en mis imaginarias a modificar el curso de la Historia, según mi idealismo. Pero me desperté y quería seguir soñando, ya que no me gustaba lo que veía, lo que sentía, lo que acontecía al mí alrededor. ¿Cómo podía cambiarlo? Soñando tal vez. ¿Podemos cambiar el curso histórico o inevitablemente se producirá? ¿Es la voluntad de dominar la Historia, de la realidad que nos envuelve, la condición necesaria para abatir el curso histórico? O por el contrario ¿es la noluntad, la clave?
El no hacer nada y permitir, que se desarrollen en su plenitud las contradicciones del sistema en que vivimos, para así, poder pasar a otro estadio histórico, de modo que el tiempo no pase sino que de vueltas en redondo como decía el autor de “los Buendía”. Pero entonces será dejar de soñar y soñar es vivir plenamente y lo contrario vegetar.
Una voluntad firme y férrea. Una determinación inquebrantable, nos dota para seguir, para luchar y combatir a los secuestradores de ilusiones, a los matadores de sueños. Seguir hasta el final de los tiempos, que nos alumbre el recomienzo de la historia.
Y es que el Quijote, me pierde y disloca, esta cabeza mía.


Francisco Anaya Berrocal, en Málaga a 23 de marzo de 2018.


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