SUEÑO
SUEÑO
Hoy he soñado que el mundo era tal
como lo había soñado. Que era tal como lo había escrito, tal como había
reinventado la Historia, ya que me dedico, en mis imaginarias a modificar el
curso de la Historia, según mi idealismo. Pero me desperté y quería seguir
soñando, ya que no me gustaba lo que veía, lo que sentía, lo que acontecía al
mí alrededor. ¿Cómo podía cambiarlo? Soñando tal vez. ¿Podemos cambiar el curso
histórico o inevitablemente se producirá? ¿Es la voluntad de dominar la
Historia, de la realidad que nos envuelve, la condición necesaria para abatir
el curso histórico? O por el contrario ¿es la noluntad, la clave?
El no hacer nada y permitir, que se
desarrollen en su plenitud las contradicciones del sistema en que vivimos, para
así, poder pasar a otro estadio histórico, de modo que el tiempo no pase sino
que de vueltas en redondo como decía el autor de “los Buendía”. Pero entonces
será dejar de soñar y soñar es vivir plenamente y lo contrario vegetar.
Una voluntad
firme y férrea. Una determinación inquebrantable, nos dota para seguir, para
luchar y combatir a los secuestradores de ilusiones, a los matadores de sueños.
Seguir hasta el final de los tiempos, que nos alumbre el recomienzo de la
historia.
Y es que el
Quijote, me pierde y disloca, esta cabeza mía.
Francisco Anaya
Berrocal, en Málaga a 23 de marzo de 2018.
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