domingo, 22 de febrero de 2015

LA IMPORTANCIA DE TENER UN PROYECTO DE FUTURO
La importancia de tener un proyecto de futuro, es vitalmente fundamental;  pues de lo contrario esa persona se deja arrastrar por una corriente de monotonía, sin expectativas de cambio, viviendo al momento, viviendo al presente. Pero este presente, no es más que la continuidad de su pasado y por tanto pasado. Tener esperanzas, un porvenir, el objetivo de alcanzar  unas metas, en suma un proyecto de futuro, un proyecto de vida es vivir, es sentir que la vida es una lucha, una encarnizada lucha de uno contra uno mismo y su entorno. La sensación de no tener nada ni nadie porque luchar, junto a la concienciación de que vivir es una lucha hacia el futuro es tan desgarradora, que hace acabar como un vegetal que siente la vida sin movimiento cuando no se tiene proyecto de futuro.
Y observamos que tener un proyecto de futuro, es cada vez más difícil en la sociedad que vivimos, porque aparte de los problemas de comunicación  que tenemos- y que es tema por si solo- que hace que sea más difícil creer en algo o en alguien, ya sea ideologías, personas o cosas y lo es así, en cuanto “ que los hombres no tienen necesidad de creer, sino lo que necesitan es de la voluntad de descubrir” (Russell) y es que, “en las creencias se está, las ideas las tenemos y las sostenemos, pero las creencias nos tienen y nos sostienen”(ortega y Gasset).
Y aquel, que no cree, que se queda sin ideas, se queda sin fe  y por tanto sin proyecto de futuro termina por afirmar que la realidad es racional (Hegel),  no des un punto de vista moral, es racional en cuanto que  es real, en cuanto que existe y la razón de su existencia escapa a la moral, pero no a la lógica social e histórica, en tanto que tiene su razón de ser y estar y por ende su propia autonomía o trayectoria.
Casar esa trayectoria  con proyecto de futuro ese convierte entonces en la razón fundamental, en base a dominar la naturaleza social obedeciendo sus leyes y concatenaciones (Bacon),   que se encuentran en la teoría de la historia, ya escrita para quien la quiera encontrar “en el cementerio de los libros olvidados” diría Ruiz Zafón.
¿Pero la verdad se transmite o se vende? O tal vez ¿se vende la averiguación de la verdad?
En un escenario dominado por el comercio de mentiras es difícil de averiguarlo y lo es,  motivado por el conjunto de mentiras (creencias), que los receptores necesitan para vivir y sobrevivir, de modo que la verdad es relativa e invendible o intransmisible.
Transformar el querer del gran público (electorado) en lo posible se llama “programa” y es obra del escenario político existente (democracia participada) en base a una opinión pública condicionada y mediatizada por la opinión publicada; de modo que asistimos a una puesta en escena y representación (democracia representativa) de todo un conjunto de mentiras mezcladas con omisiones y verdades, formalizadas y definidas en programas electorales, para las cuales la ciudadanía no tiene instrumentos  ni facultades para averiguarlos, pero si conveniencia en creerlos y así poder vivir y sobrevivir en un escenario que ha depuesto un proyecto de futuro para perpetuar una historia cíclica, -o sea  un proyecto de futuro consistente en un retorno continuo al pasado-, una naturaleza social no dominada, no obedecida en sus leyes, en sus concatenaciones .
La democracia participativa, que no participada, tiene su génesis en un escenario de tolerancia ideológica (actual democracia participada), que dé lugar al ateísmo ideológico  de la misma manera que la tolerancia religiosa que emano de la Reforma del siglo XVI, (por la que cada persona tenía la religión que quería) dio paso en el siglo XVIII  al ateísmo religioso que surgió de la Ilustración.
El ateísmo ideológico consiste en la contraidea de superar la dimensión ideológica y pasar a la dimensión de la conducta; lo importante no son las ideas, -aunque lo son- sino la coherencia entre lo que se dice y pregona y lo que se hace y eso es lo que aprecia y valora una masa electoral como la española, que ya no cree, que ya no se fía, pero que al tiempo , no se activa todo lo necesario para descubrir que la solución está en ella misma expulsando de las instituciones a los partidos políticos tradicionales,  que han invadido tóxicamente y gangrenado  nuestro sistema político
Málaga a 22 de febrero de 2015.


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