sábado, 12 de septiembre de 2015

MEMORIAS DEL ÚLTIMO ESPAÑOL DE ESPAÑA: 3


Comprendía, porque lo sentía, que la comunicación era lo mas importante e entrañable que existía.
Comunicación y conocimiento, eh ahí dos palabras.
Sabía lo que no quería, pero no sabía salir del atolladero, en el que él mismo se había metido. Se hallaba inerme y en proceso de atrofiamiento y no sabia que dirección tomar, por lo que se dejaba llevar por la rutina. Hablaba de sí, sin parar de él mismo, había llegado a la conclusión, de que se necesitaba, que  era realmente importante.Que su existencia era normal.
Federico había  leído lo que había escrito y se iniciaba en una nueva página  que estaba por escribir y reflexionaba sobre lo que había dicho y no llegaba a ninguna conclusión. Los efectos del vino se iban haciendo sentir y en ese estado de embriaguez placentero y en grado de llegar a excitante se iba  acomodando para iniciar un viaje al retorno que pretendía alcanzar.
Tenia que averiguar el camino; la ruta o senda  por donde tenía que infiltrarse.
En ese momento se pregunto porque tenía que ser un campo sospechoso o peligroso porque no podía ser el camino hacia la felicidad.
La clave de la vida acababa de descubrirla,  tenía que volver, tenía que retornar, tenía que ser lo que fue, para llegar a la inmortalidad, fin ultimo de él y la humanidad.
Se reía de lo dicho y empezaron a oírse las noticias del parte de la radio.
Había condensado tanto que el lector en este momento tendría que comenzar a leer de nuevo desde el principio y a hacerlo lentamente y atentamente para retornar.
 Y empezar a comprender  y entender lo que se le avecina.
Mientras tanto el autor se había iniciado una copa de coñac barato, con una copa de  cierto cache después de haber leído lo escrito y aconsejaba al lector que hiciera lo mismo, en cuanto que lo escrito era evacuaciones  mentales producidas  por una placentera embriaguez y su lectura lo requería para capturar la verdad de lo leído.
Federico estaba a punto de cumplir 50 años y bebía más de la cuenta y aspiraba a un resto de vida tranquilo rutinario y sin sobresaltos, pero sabía que ese entorno del que gozaba se rompería con la muerte de sus padres, que por lógica natural debería acontecer antes que la suya, pero no se lo planteaba y esperaba que lo dicho tardara en ocurrir.
De vez en cuando soñaba que podría llegar una princesa, pero la realidad de sus 50 años le hacía reflexionar,  que tenía a edad para una reina.
Había pasado el tiempo  y la novela no dejaba de ser ensayo frustrado de novela y se planteaba la posibilidad de dominar los sueños,  de controlarlos,  de modificarlos y de hacerlos placenteros, felices y así poder llegar a la realidad y hacer con ella lo mismo.
Que le pasaba a Federico se preguntara el lector que había llegado a un estado  de no querer sentir emociones y de querer un vivir tranquilo sin sobresaltos, sin problemas, de ausencia de problemas.
Como tramar y armar una novela en la que el lector participe  en la dinámica de la misma, que sea diferente y distinta de lo que es la interpretación de la misma.
No soportaba ese lamento, ese quejido en el silencio inmenso de la noche; su padre agonizaba y su dolor……………………su dolor tremendo, le había apartado de la escritura, le había bloqueado  y años después, retornaban sus elucubraciones  y quería transformar su presente, ya que del pasado no sabía si lo importante fue lo que ocurrió o lo que creyó que ocurrió, ya que esto último incidía más en el presente, que lo primero.


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