viernes, 1 de junio de 2018

El advenimiento de la III República.


El advenimiento de la III República.
¿Cómo ha conseguido convencer Pedro Sánchez a fuerzas tan dispares como PNV o Podemos y así vencer a Rajoy? ¿Cuál es el cordón umbilical que los une y los aglutina? ¿Cuál es su denominador común? Porque este denominador común: el  republicanismo, nos permite vislumbrar y prever un nuevo escenario político de convulsiones, que permitirá  intentar conseguir sus metas finales y que  consisten en romper España tal como la conocemos, tal como la identificamos.
En ese itinerario, derribado  el presidente del gobierno (Rajoy), el siguiente será el jefe del estado (Felipe VI), símbolo de la unidad de España, símbolo de la permanencia de España como proyecto histórico de los pueblos que viven y conviven en el solar ibérico.
El actual agotamiento de nuestro sistema político o mejor dicho sistema de partidos políticos visualizado por el asqueo por la política y los políticos, el agotamiento de la pervivencia de la asimetría  entre territorios,  por los que unos son privilegiados para quebranto de otros ( el voto de Baracaldo vale más que el voto de Antequera y encima paga menos tributos teniendo mayor renta per cápita),  el alcance y conocimiento de que,  los derechos se ganan y no se regalan y  de que los derechos,  los  tienen las personas y no los territorios……..etc. ,  hace y genera una atmosfera social que desactiva la defensa de nuestra comunidad milenaria y posibilite la creación o intento de creación de nuevas fronteras internas, de nuevas fronteras ibéricas.
Solo bajo el cebo de una España republicana es posible una moción de censura triunfadora y derribadora de Rajoy y porque este,  es el instrumento  para generar un escenario político donde conseguir las metas de separatistas y rupturistas, que confluyen en metodología, pero no en metas.
Si queremos seguir chillando gol cuando marque Iniesta, si queremos seguir siendo españoles, es necesario romper urgentemente esa coalición, visualizando urgentemente las contradicciones entre ellos en metas frente a la unidad de itinerario que tienen y sostienen para logro y alcance de sus objetivos.
No se trata de sentirte español, sino de seguir siendo español. No se trata de tener nacionalidad española, sino,  y repito,  ser español y eso, precisamente eso,  es incompatible con otras formas se sentirte (catalana, vasca…) y compartir un mismo espacio común. El ser vasco, catalán o andaluz son modalidades del ser español y no entidades diferentes del ser español para un españolista; evidentemente un nacionalista no lo percibe como modalidad, sino como entidad diferente y esto determina la imposibilidad de convivencia, que llegado al momento actual es de enfrentamiento abierto, en cuanto el itinerario del autonomismo está agotado.  No solamente está agotado, sino que las vías federal y confederal son recién nacidos muertos, en tanto en cuanto que la otra España no tolera ni aguanta más asimetrías.
Tal vez España deba morir, para que Iberia sumerja como proyecto de vida en común determinado e informado por la homogeneidad,  igualdad y simetría de todos y cuando digo todos son todos, los que habitan en Iberia. De las personas y no de los territorios.
Ser republicano  no implica ser antiespañol, de hecho yo lo soy, pero la defensa de la unidad y permanencia de un proyecto histórico y milenario implica hacer frente a esa coalición de separatistas y rupturistas que quieren barrer mi sentir español. Yo quiero de nuevo chillar el gol de España que nos vuelva a hacer campeones del mundo.
Por todo ello soy republicano, soy español y soy felipista, y lo soy porque mi sentir,  mi querer fuerte puede más que mi pensar y porque la “razón histórica” (Ortega) me hace chillar gol cuando marque de nuevo Iniesta.
Soy español.



Francisco Anaya Berrocal, en Málaga a 1 de junio de 2018.

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