domingo, 10 de julio de 2016

LA REBELIÓN DE LAS MASAS.

La rebelión de las masas es la sublevación de los dominados, poniendo en solfa el poder, la capacidad de imposición de los dominadores. Esta insumisión cuando no se haya dirigida es espontanea y caótica y termina por volver al redil y revolverse e alzarse de nuevo para acto seguido retornar al redil.
La rebelión de las masas cuando se estructura, se formaliza y deja de ser espontanea, conforma una nueva elite que la direcciona y que al final del proceso termina por redirrecionarla  con el objetivo de alcanzar y conseguir sus metas. Es entonces cuando el fin justifica los medios empleados y es entonces cuando se transforma en más de lo mismo, por los de siempre, los dominadores;  solo ha cambiado el formato y el contexto aderezado con el advenimiento de la contra ideología que los sustenta en ideología dominante.
Cuando la rebelión de las masas no se estructura, cuando no se formaliza, no derriba el orden existente al carecer de elite dirigente. Entonces se establece la anarquía, se establece la anomia y el consiguiente terror del proceso revolucionario, que genera el ansia en las masas de un nuevo orden de dominación y con él, el de la elite naciente,  al objeto de obtener la paz.
La desaparición de las categorías históricas de elites y masas conlleva a una nueva revolución psicosocial, fundamentada en la revolución interior de cada hombre, de cada individuo, interactuando en su entorno, en su hinterland, basada en una acción de hacer el bien, de ser correcto, de ser recto con tu entorno y los que te rodean. Vaya, lo que me decían monjas y curas ser bueno. Supone vencer al relativismo y definir la bondad no según, no dependiendo de.
Si logramos creer y crear esa dependencia de hacer el bien, de modificar la conducta social, en cada uno, hacia todos, romperemos la historia circular e iniciaremos una nueva revolución en la historia de la humanidad: es la revolución pendiente, es la revolución dependiente, la revolución inacabada e intemporal.
No se trata de gobernar la vida de los demás, sino la de actuar en tu entorno cargándolo de energía positiva, de modo que si cada vez hay más gente haciendo el bien a su alrededor, la sociedad será mejor, la vida se hará más fácil o al menos, menos difícil valga la redundancia.
En esta mutación de conducta, se hace primordial la sanción social de hacer el mal, de su reprobación colectiva, de implantar e implementar valores sociales que posibiliten la mutación sicosocial y eso es posible, al descubrir que la humanidad es una sola, que estamos todos interconectados y que dependemos los unos de los otros, de modo que nuestro beneficio en base al perjuicio del vecino, a la larga acarrea nuestro mal. Solo si entendemos a la humanidad como una sola comunidad, donde todos dependemos de todos y de nuestro entorno, podremos llegar a vivir en un mundo mejor.



Francisco Anaya Berrocal, en Málaga a 5 de junio de 2016.

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