LA REBELIÓN DE LAS MASAS.
La rebelión de las masas es la sublevación de los dominados,
poniendo en solfa el poder, la capacidad de imposición de los dominadores. Esta
insumisión cuando no se haya dirigida es espontanea y caótica y termina por
volver al redil y revolverse e alzarse de nuevo para acto seguido retornar al
redil.
La rebelión de las masas cuando se estructura, se formaliza
y deja de ser espontanea, conforma una nueva elite que la direcciona y que al
final del proceso termina por redirrecionarla
con el objetivo de alcanzar y conseguir sus metas. Es entonces cuando el
fin justifica los medios empleados y es entonces cuando se transforma en más de
lo mismo, por los de siempre, los dominadores;
solo ha cambiado el formato y el contexto aderezado con el advenimiento
de la contra ideología que los sustenta en ideología dominante.
Cuando la rebelión de las masas no se estructura, cuando no
se formaliza, no derriba el orden existente al carecer de elite dirigente.
Entonces se establece la anarquía, se establece la anomia y el consiguiente
terror del proceso revolucionario, que genera el ansia en las masas de un nuevo
orden de dominación y con él, el de la elite naciente, al objeto de obtener la paz.
La desaparición de las categorías históricas de elites y
masas conlleva a una nueva revolución psicosocial, fundamentada en la
revolución interior de cada hombre, de cada individuo, interactuando en su
entorno, en su hinterland, basada en una acción de hacer el bien, de ser
correcto, de ser recto con tu entorno y los que te rodean. Vaya, lo que me
decían monjas y curas ser bueno. Supone vencer al relativismo y definir la
bondad no según, no dependiendo de.
Si logramos creer y crear esa dependencia de hacer el bien,
de modificar la conducta social, en cada uno, hacia todos, romperemos la
historia circular e iniciaremos una nueva revolución en la historia de la
humanidad: es la revolución pendiente, es la revolución dependiente, la
revolución inacabada e intemporal.
No se trata de gobernar la vida de los demás, sino la de
actuar en tu entorno cargándolo de energía positiva, de modo que si cada vez
hay más gente haciendo el bien a su alrededor, la sociedad será mejor, la vida
se hará más fácil o al menos, menos difícil valga la redundancia.
En esta mutación de conducta, se hace primordial la sanción
social de hacer el mal, de su reprobación colectiva, de implantar e implementar
valores sociales que posibiliten la mutación sicosocial y eso es posible, al
descubrir que la humanidad es una sola, que estamos todos interconectados y que
dependemos los unos de los otros, de modo que nuestro beneficio en base al
perjuicio del vecino, a la larga acarrea nuestro mal. Solo si entendemos a la
humanidad como una sola comunidad, donde todos dependemos de todos y de nuestro
entorno, podremos llegar a vivir en un mundo mejor.
Francisco Anaya Berrocal, en Málaga a 5 de junio de 2016.
0 comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]
<< Inicio