domingo, 31 de julio de 2016


POSIBLEMENTE SEA UNA IDEA…………

Si votamos en función de nuestros intereses particulares y no los generales, como podemos exigir que nuestros políticos actúen en función de los interese generales y no de los suyos personales y que no digo partidistas, que tampoco.

La clase política es ni más ni menos, que expresión de la sociedad en dicho ámbito. Nosotros no somos mejores que ellos y no actuamos de modo diferente a ellos. No han sido paridos por madres especiales Que todo el mundo no es igual, tampoco todos los políticos son iguales. Hablamos en términos generales y no particulares.

La cuestión es: ¿cómo se cambia ese modo de actuar? De unos y otros, de los que mandan y de los que son mandados ¿cómo modificamos ese comportamiento social?

La conectividad de intereses particulares de unos y otros no nos lleva al bien común, no nos lleva al interés general. Lo que se forma es un totum revolutum, donde la mediana lleva las de ganar, pero no las tiene todas consigo. Porque esté (el interés general) no es la suma de los anteriores, de los particulares, ni su media aritmética ni su mediana, ni nada por el estilo. El interés general es el interés particular del todo, de la comunidad. Se alza por encima de los intereses particulares, teniendo sustantividad propia. De este modo puede resultar que el bien de la comunidad a efectos particulares sea beneficioso solo para muy pocos, en el modo aparente, ya que en el modo real, lo es, pero no tiene alcance visible para esa suma de particulares.

¿Cómo se averigua el bien común y se distingue y diferencia del bien particular? Por su utilidad y beneficio que reporta o mejor dicho a quién o quienes reporta.

Los mecanismos de promoción y ascenso social basados y fundamentados en valores negativos como la competitividad y no la superación, el engaño y la mentira y no la verdad………….es lo que posibilita el actual orden de cosas, que nos lleva al desastre y colapso de nuestra civilización, que no agoniza por el éxito, sino por  su miseria, su miseria moral.

Son los valores que dominan la progresión social, la que debilita nuestra sociedad. Si hacer el bien, si ayudar a los demás implica no ser competitivo, valor estrella de la promoción social, el resultado es el que es  y nos condena a una sociedad insatisfecha y vulnerada por su ansia degenerativa. Y lo digo, porque cuando realmente somos felices es cuando compartimos nuestro querer, nuestros anhelos e ilusiones, cuando compartimos en general. La fiesta solo se produce, cuando tienes gente con la que celebrar dicho jolgorio. Otro cantar es el tiempo y la salud; necesarios también para fiesta.

El conocimiento, de que no estás solo, de que necesitas no a los demás, sino el bien de los demás, es lo que nos permite discernir y encontrar el camino de la verdad.

Posiblemente sea una idea no refutada, todo lo dicho, pero categóricamente sentida, pensada y no practicada. Y es que del dicho al hecho, hay un trecho consistente en mutar la conducta social.

Y dicho lo dicho, quien gana y quien pierde con unas terceras elecciones y ese es el interés particular partidista, ya que el general es obvio, salvo cataclismo, de que no beneficia a la sociedad española y que acredita el agotamiento del sistema político español.

Unas terceras elecciones abre un proceso rupturista, de abandono del electorado, del divorcio total de electores y elegibles y buscar nuevas formas políticas que canalicen el descontento social, aperturando y amplificando respectivamente, vías republicanas y separatistas, que convergen en la disgregación, dado que el republicanismo existente es federalista y no unitario.

Y todo ello se hace posible en cuanto la jefatura del Estado no está dotada de las armas y recursos necesarios para detener el proceso liquidador del actual sistema político, en cuanto que ser Rey, no es hacer lo que hacía mi padre, sino otra cosa consistente en subordinar los órganos de control y supervisión del Estado a los intereses generales del Estado y no de los intereses particulares de los partidos políticos, que no son Estado, pero que se han hecho con el Estado, por medio de una segunda administración de fundaciones, consorcios, empresas públicas…………etcétera que se rigen por normas de derecho privado escapando al control legal y presupuestario, para alojamiento y abastecimiento de sus maquinarias electorales (regimientos de súbditos) para que pasten y medren dichos recursos públicos: corrupción.

Y si no se detiene la corrupción y se elimina, está elimina el sistema. ¿Y cómo se elimina? Eliminar lo viciado se llama regeneración, cambiar lo que está mal, reformismo y conservar lo que está bien, avanzar y todo ello se llama sacrificar los intereses particulares a los generales: política de estado y no de gobierno, se llama estadistas y no políticos y eso es lo que DEMANDA la sociedad española y solo la miopía política nos conduce a la quiebra del régimen del 1978.

 

Francisco Anaya Berrocal, en Málaga a 31 de julio de 2016

 

 

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