DEMOCRACIA 2 PARTE: ¿DEMOCRACIA O DEMAGOGIA?
DEMOCRACIA 2 PARTE:
¿DEMOCRACIA O DEMAGOGIA?
La gente vota en
función de su interés particular y no en función del interés
general; ni siquiera vota en función de lo que piensa o cree que es
lo mejor para su comunidad, sino de lo que le conviene en términos
privados y particulares.
El comportamiento
social de la población es el de sujetos políticos pasivos
solicitando “que me vas a
dar por mi voto” y no un comportamiento social de
sujetos políticos activos. Los vecinos no se plantean que puedo
hacer por mi barrio, que puedo hacer por mi país; es mas ya ni
siquiera hacen por su familia, en muchos casos.
Si los vecinos no
dejan de ser votantes y se transforman en ciudadanos que es la célula
básica de la democracia, está no será posible y tendremos Demagogia
o democracia prostituida. La Democracia esta formada por ciudadanos y
no por votantes.
De esta manera los
votantes deciden que se hace con el dinero de los contribuyentes y la
recaudación tributaria se des legitima generando conductas de fraude
fiscal. Y eso es así, en cuanto que los ciudadanos están
legitimados para decidir sobre bienes y servicios públicos, pero no
así sobre bienes y servicios privados cuya competencia recae sobre
los consumidores y usuarios.
La diferencia
fundamental entre lo publico y lo privado está en que el uso y
consumo público es abierto e inclusivo en tanto en cuanto el privado
es restrictivo y excluyente. Así andar por la acera no excluye que
otros lo hagan, en tanto tomarse una cerveza en la terraza de un bar
que ocupa espacio público impide que otros lo hagan en ese momento.
Lo público no tiene que invadir lo privado, ni lo privado invadir lo
público; ambos tienen que colaborar y cooperar.
En ese escenario de
demagogia y fraude fiscal emerge los partidos políticos como
instrumentos de la expresión de la sociedad e intermediarios con el
poder. Este sistema de partidos políticos y como expresión de la
sociedad de la que emana tiene un comportamiento de interés
particular y no general; buscan su provecho y el de sus huestes que
lo conforman pastando en los campos de los presupuestos públicos.
Este interés
particular que informa a los partidos políticos genera estructuras
internas carentes de democracia interna con modos verticales de
comunicación de “arriba a abajo”, donde el dios-caudillo
Rivera, Iglesias…...son “el amado líder”, donde cualquier
discrepancia es considerada como traición al pensamiento único del
partido y no como una fuente de enriquecimiento para el partido. Los
procesos democráticos se desarrollan “de abajo a arriba” y por
otra parte, tiene que haber comunicación horizontal de militante a
militante, sin el filtro de cargos orgánicos. Esta falta de
democracia interna en los partidos políticos se exporta o migra ,
replicándose cuando ocupan y colonizan las Administraciones
Públicas.
Los partidos
políticos elaboran programas electorales para ganar elecciones y
ocupar las poltronas del Estado, no para transformar la sociedad en
un sentido conforme a su orientación ideológica; la ideología es
un instrumento u cuento para alcanzar el poder, para asentarse en el
poder.
Esto conlleva que el
Estado este secuestrado por intereses particulares o privados y no
este imbuido e informado por el interés general.
En esa dinámica, el
sistema de partidos políticos adherido como una costra al aparato
del Estado, lo devora y con ello se produce su agotamiento como
formula política. El agotamiento del sistema político de partidos
se visualiza en la repugnancia de cada vez más gente por la política
y los políticos; a los políticos se perciben como clase política
que devora recursos públicos vía despilfarro, duplicidades y
corrupción. Al propio tiempo se desactiva una respuesta social que
pueda regenerar el sistema. Se impone la tesis de Tomas de Lampedusa
en “il gatopardo: no hay nada que hacer, otros vendrán para
destituir y sustituir a los que están para hacer mas de lo mismo.
Al panorama descrito
llaman Democracia y al que lo pretenda derribar de anti demócrata,
por no emplear otros términos.
Lo cierto es que la
Democracia no es un fin, sino un medio para llegar a la estación
final: verdad, para educarnos políticamente en la verdad. (en
franciscoanayaberrocal.blogspot.com, 21/02/2016: “Democracia”).
Francisco Anaya
Berrocal, en Málaga a 17 de junio de 2018.
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