sábado, 26 de septiembre de 2015

HABLANDO DEL FISCO.
Hablan de fraude fiscal, que si haría falta más inspección, que si haría falta más medios, que si más recursos materiales, que si más recursos humanos, que si más organización para combatir el fraude,…………………………………que si pitos, que si flautas……….bla bla bla……
Si todos y cuando digo todos, son todos, pagamos los impuestos, los tributos en general que nos corresponden, me pregunto ¿tendríamos que pagar menos? ¿O nos robarían más, los de siempre? Eh ahí, la cuestión. El fraude fiscal es consentido por la sociedad misma, cuando está habla consigo misma. Al deslegitimarse el pago, habida cuenta del destino de dichos pagos al apreciar la ciudadanía el uso, mal uso y abuso de los referidos pagos.
Al día de hoy, con los años pasados de crisis, en cuanto ha disminuido el gasto en dietas y gratificaciones extraordinarias, en informes y estudios, en representación y protocolo, en móviles y tabletas, en coches oficiales………y luego le cuenta que eso es el chocolate del loro o demagogia a los que reciben recortes en sanidad, educación o justicia. Esta forma de gastar o mejor dicho malgastar los recursos públicos, es la que genera la falta de concienciación fiscal  posibilitando y expandiendo el fraude fiscal.
Me pregunto y le pregunto a ustedes: ¿han dejado de ser los partidos políticos agencias de colocación? ¡No sigue tal vez, la política mercantilizada! Los intereses generales y públicos secuestrados por intereses privados y espurios. Los ingresos públicos se legitiman cuando el gasto público es legitimo; pero cuando no lo es, el pueblo se da cuenta (“el darse cuenta” orteguiano) y como dijera Abraham Lincoln:
                               “se puede engañar a parte del pueblo, durante cierto tiempo,
                               pero no se puede engañar a todo el pueblo, durante todo el tiempo.”






FRANCISCO ANAYA BERROCAL, EN MÁLAGA A 15 DE SEPTIEMBRE DE 2015.

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