viernes, 25 de marzo de 2016

APUNTES SOBRE DEMOCRACIA PARTICIPATIVA. 2  parte
La política es para los liberados o sea para aquellas personas que el orden económico en el que viven y sobreviven, le permite disponer de tiempo libre no afectado al sustento económico. Solo un cambio de modelo productivo que permita a toda la población participar en los asuntos públicos posibilita la democracia participativa. Estructuralmente no es posible con el actual modelo productivo, ya que ésta estructura económica  que tenemos y sostenemos no permite que seamos todos iguales, al menos en el rol de ciudadanos, que no es poco o es casi todo. Nuestro sistema político vende la idea de que todos somos iguales,…………pero el caso es que el tendero de comestibles no puede asistir a las reuniones de su distrito municipal a diferencia de el funcionario de obras publicas. El sistema no permite que todos puedan participar activamente. Por otra parte hay una carencia de voluntad política para que todos participen y solo cuando interesa sí que la hay, y sino fíjense,  que la fecha de votaciones que  cae siempre en domingo.
El hombre necesita evadirse de su realidad, necesita una droga que se llama fantasía e intentar cumplirla y eso se llama utopías que son fantasías que una vez hecha realidad se mutan en ideologías tras su paso como contraideología, gracias a la fe, firmeza y determinación de esos soñadores que necesitan evadirse de su realidad y logran llevarla a cabo cuando se dan las circunstancias necesarias y suficientes.  Mientras tanto la tristeza nos inunda. Los matadores de sueños nos despiertan y nos dicen: “solo tenéis una democracia formal, no real”. Sin ilusión, nos quedamos sin energía anímica y sin está, el proyecto es mutado por los de siempre. Por eso estamos tristes, porque sentimos,  como se va agotando los últimos alientos de pureza.
La verdad es mutable, inalcanzable, es siempre relativa; pero hemos de acotarla, de marcar límites, para profundizar en ella y así obtener certezas y certidumbres que nos permitan navegar  y llegar a la próxima estación de destino.  De lo cual se deduce que estamos estacionados sin movimiento, ya que la falta de participación social y política de la ciudadanía o mejor dicho de la población es la que posibilita la primacía de los intereses particulares sobre los intereses generales o colectivos.  Y digo bien población y no ciudadanía, porque la última implica una comunidad o población políticamente activa y no pasiva como la población.
En ese escenario apreciamos como el bipartidismo se devora así mismo al querer convertirse en régimen unipartidista. El régimen se define porque no existen contrapoderes o contrapesos. Prueba de ello es el pacto del Tinel o la creación de Podemos, o sea la creación de cordones sanitarios, que vierta el voto en un solo saco. Es el intento de eliminar del mercado político al contrincante, de querer pasar de un oligopolio político a un monopolio político. Está fractura del bipartidismo, su autodevoración ha permitido la eclosión de otras fuerzas o actores, que de otro modo no hubiesen surgido y de ahí su ascenso vertiginoso. Pero si no hay un cambio en el funcionamiento del sistema, del modo de proceder de los actores de manera que se imponga” la nueva política” que consiste que una vez acabada la contienda electoral, los diversos partidos políticos trabajan en un régimen colaborativo y cooperativo en busca de la consecución del bien general, no llegaremos a buen término o sea a una nueva estación.
Pero la democracia participativa no solo requiere de un cambio del modelo productivo, de las condiciones sociales de producción que liberen tiempo del sustento para su destino a la participación civil, sino que requiere también de la generación social de proyectos, ideas, metas e ilusiones que activen a la ciudadanía, de esa energía anímica que antes hablaba para llevar a cabo el cambio en el modelo socio ambiental, y esos cambios no pueden ser realizados por élites, pues sería más de lo mismo, en otro formato y otro contexto. Tienen que ser cambios nacidos de la propia sociedad en su conjunto, espontáneos,  derivados estructuralmente. Y me pregunto ¿es eso, posible? ¿Es eso, llegar a la estación final?
A lo máximo que podemos aspirar es auspiciar y facilitar el empoderamiento de la sociedad civil. Y me pregunto ¿es un partido político, la maquina adecuada o brazo ejecutor necesario de dicho movimiento civil? Solo el fomento de la cultura y práctica extitucional  lo valida y lo justifica. Solo la extitucionalización de las administraciones públicas nos permitirá la nacionalización del Estado o sea su liberación de su secuestro por intereses privados.
La extitucionalización de la Administración pública es su desintermediación, el advenimiento de la sociedad civil en el funcionamiento del aparato administrativo, es la participación de los vecinos en los asuntos públicos,  es la participación e intervención en los asuntos de la Administración pública y no solo como administrado, sino como coadministrador. Es el cambio de ser no solo usuario de bienes y servicios públicos, sino también productor o proveedor de dichos bienes y servicios públicos: es democracia participativa.


Francisco Anaya Berrocal en Málaga a 24 de marzo de 2016.

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