FUNDAMENTOS PARA UNA LEY DE PARTIDOS
FUNDAMENTOS PARA UNA LEY DE PARTIDOS POLÍTICOS
La opinión pública en la democracia representativa es
modelada y orientada por la opinión publicada,
transformando la en votos y que es en política electoral, la unidad de cuenta, cambio, valor y medida
como el dinero lo es al comercio.
Este voto a su vez es reorientado según el tipo de recuento
de votos o sea según el tipo de votaciones o régimen electoral, de manera que
acontece que esos mismos votos según se aplique un sistema electoral produce
unos resultados que son diferentes a los que produce otro sistema electoral.
Los votos son los mismos, el modo de contarlos no y por tanto el resultado es
diferente, aconteciendo que el sistema de votaciones pueda determinar quién
gobierna, uno u otro, cuando el sentir de los votos no ha variado.
Los que están, fijan
las reglas (sistema de votaciones) para que el club no se incremente con los
que no están y para ello no dudan en realizar todo tipo de maquinaciones, alteraciones
y demás operatoria tendente a mantener
el oligopolio y si es posible mutarlo en monopolio, como nos acontece ahora, en
el momento presente a nosotros en España.
Esta forma de hacer política de los partidos políticos (que vienen a ser
lo que las empresas son en el mundo económico), tanto a nivel exógeno como
endógeno vicia el sistema e impide la regeneración que necesita. Las reglas del
sistema de votaciones han de ser
simétricas, transparentes y auditables para ser legítimas y no se pueden cambiar
a mitad del partido.
Esta regeneración conlleva políticas disruptivas que
establezcan nuevas estructuras de resolución de problemas sociales que se
fundamentan en acciones colaborativas y cooperativas con otras fuerzas
políticas así como participativas de la sociedad civil conducentes al
empoderamiento de la sociedad civil. Ello pasa necesariamente por sembrar
conocimiento para resolver conflictos y no en la ganancia de intereses partidistas,
porque solo así podremos hacer la conexión con el interés general. Este
conocimiento se obtiene sabiendo escuchar a los sufridores del problema, que
suelen tener la solución al mal que les aflige.
El partido político en este escenario solo tiene sentido
como catalizador y vertebrador si es un vehículo
o instrumento para el empoderamiento de la sociedad civil. Que sea su correa de
transmisión, de modo que recoja los dolores de la sociedad, así como los sueños de está
y la dote de mecanismos de autoayuda. Esto implica la mutación del
partido político. Tendrá que dejar de ser unidades extractivas de recursos
públicos, vía tributos, normas, concesiones, privilegios……para pastos de sus mesnadas y
transformarse en unidades de vocación de servicio público. Y esta mutación solo
es posible si los partidos políticos dejan de funcionar de arriba abajo y se
invierte dicho funcionamiento o sea de abajo a arriba como modo operativo de
actuación tanto interno como externo. Porque solo en este modo operativo puede
imponerse el interés general al particular por la sencilla razón de la
naturaleza de las cosas: si tenemos el poder de cambiar las cosas, queremos
hacer cosas; si vemos que la lucha es en balde: abandonaremos.
Francisco Anaya Berrocal, en Málaga a 2 de octubre de 2016
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