domingo, 21 de febrero de 2016

DEMOCRACIA

Mahatma Gandhi decía que la paz no era el fin, que la paz no era el objetivo último, sino que la paz era el camino, un medio para alcanzar la verdad.  Si en esa ecuación sustituimos, el término paz por democracia, resulta que la democracia no es la meta final, sino un instrumento para educarnos políticamente en la verdad, en un medio para alcanzara la verdad: fin supremo. Y ello es así, en cuanto en tanto la democracia no es infalible y no es verdad pura, es falible. La democracia es la expresión de la voluntad y  la noluntad de la comunidad, de todos los miembros que la conforman;  tanto de los que hablan como de los que callan, tanto  de los que son decentes y dicen la verdad, como de los que mienten, porque también son comunidad, también votan. Y es la verdad, hallar la verdad, su certeza, el fin que nos encamina, pero mientras tanto y vamos haciendo camino habremos de aligerar la mochila, ninguneando de la misma a los que mienten, a los que juegan con las ganas y la ilusión de muchos y utilizan el poder,  para sus metas personales de incremento de rentas, de incremento de status y pertenencia al grupo de poder. ¿Y como se hace esto? Mediante la  democracia participativa o sea la participación de todos. Solo si somos capaces de regenerar en nuestro microcosmos e implantar una verdadera democracia, solo entonces tendremos la posibilidad de exportarla al conjunto de la sociedad.
Solo en estructuras opacas y cerradas germinan los arribistas, crecen los trepas; en estructuras abiertas: no, en estructuras participativas: no, en estructuras simétricas: no, en estructuras transparentes: no.
El proyecto democrático es forjar, generar y consolidar una comunidad, en la que cualquiera de sus miembros pueda emitir libremente su opinión al tiempo que puede percibir y contrastar, la opinión de otros miembros de la comunidad, para así, enlazar unos juicios con otros para formar razonamientos de grupo, que nos cohesionan como comunidad, que nos valida como comunidad estructurada.
El proyecto democrático requiere además de la capacidad de poder ser oído y oído por el resto de la comunidad, sin el ninguneo del poder establecido, sin el filtro del poder mediático. Porque la no participación de todos es la mejor censura de la democracia.
El proyecto democrático es constituir y desarrollar plenamente una comunidad política que habla consigo misma, en la cual la democracia representativa es el brazo ejecutor de la democracia directa o participativa, donde verdaderamente reside el poder, donde se toman las decisiones políticas, donde se toman las decisiones colectivas y no como hasta ahora, donde dicha toma se haya secuestrada por intereses particulares que se anteponen a los generales, habida cuenta de la asimetría informativa que lo posibilita entre otras causas.
La democracia es un modelo ideal en política como la competencia perfecta lo es a la economía. No perder este axioma, evita no perder el rumbo e ir salvando los obstáculos históricos que irán surgiendo en el propio devenir de los acontecimientos. Porque ser ciudadano no es solo pagar tributos de contribuyente y pagar precios como consumidor , -que es necesario por otra parte- sino que es participar, aportando con arreglo a las capacidades y habilidades de cada uno, pero voy a más, es involucrarse y ser oído y tenerse en cuenta, la opinión de cada uno para conformar la decisión del grupo, de modo que las decisiones y la política en su conjunto, no sea la de unos pocos como ha venido ocurriendo y sea la de todos y cuando digo todos, son todos y para ello el escenario donde se materializa es la democracia directa o participativa, que preexiste  y no la democracia participada desde los poderes facticos en la que vivimos.


Francisco Anaya Berrocal, en Málaga a 21 de febrero de 2016.

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