DOLOR DEMOCRÁTICO: democracia, 6 parte:
DOLOR DEMOCRÁTICO: democracia, 6 parte:
Yo necesito saber
para votar; necesito conocer para poder votar con juicio y
fundamento; enjuiciar tanto en el proceso electoral como en el
transcurso postelectoral y esto, precisamente esto, - en un comercio
de mentiras, donde nos confunden y nos funden en una masa de votantes
que posibilita una conjura de necios para irnos al precipicio de la
esclerosis social y cuya detención requiere de una disrupción
política que sea acorde y concatene con otras disrupciones
(tecnológica, financiera….)- requiere de ciudadanos y no votantes.
Yo necesito saber
que no me engañan, de lo contrario no votaré y como yo, muchos,
hartos de “esta política” o Democracia prostituida que no
resuelve nuestros problemas, sino que además me crea más problemas,
empezando por la clase política.
La democracia es un
medio y no un fin en si mismo, la democracia es un instrumento para
alcanzar la paz social. Cuando la democracia deja de ser un sistema
para resolver conflictos y se transforma en un sistema generador de
problemas, deja de sernos útil y hace que los individuos que habitan
en ella no puedan cohabitar y sea el escenario de un mundo peor.
Cuando las
decisiones individuales y colectivas tanto privadas como públicas de
inversión o consumo se mueven en un terreno de incertidumbre y
riesgo institucional, sometidas a continuos vaivenes del sistema de
partidos políticos, deja de ser el marco político adecuado para que
la economía avance como consecuencia del riesgo regulatorio que
paraliza las decisiones referidas.
Cuando los votantes
deciden con su voto que se hace con el dinero aportado por los
contribuyentes, materializando el reparto de los frutos sin
intervenir en el reparto de los sudores para obtener esos frutos y
los políticos a cambio de sus votos les regalan lo que no es suyo y
que otros han sudado a través de las políticas redistributivas de
renta, la democracia deja de ser eficiente en términos económicos y
deja de ser equitativa en términos sociales.
Cuando el sistema
judicial es tan garantista que ampara y cobija a los delincuentes
para que persistan en sus delitos sin sanción real y vulnera los mas
elementales derechos de las victimas a las que no se les da justicia,
la democracia no nos vale.
Cuando ocurren todas
esas cosas y mas y nos dicen que la democracia es el sistema menos
malo, repitiendo a Churchill, tu agotamiento y capacidad de soportar
este “dolor democrático” llega su fin y dejas de ser votante y
dices que la democracia se vaya al pasado y busquemos otro sistema
que nos permita vivir y convivir. Porque el escenario de tolerancia
que creo Occidente y que permitió el avance de las ciencias y las
artes, que permitió el avance social y económico ha caducado por
permisividad creando una atmósfera social anómica, donde todo vale
para conducirnos a la esclerosis del sistema.
Francisco Anaya
Berrocal en Málaga a 27 de septiembre de 2019.