APUNTES SOBRE DEMOCRACIA PARTICIPATIVA. 2 parte
La política es para los liberados o sea para aquellas
personas que el orden económico en el que viven y sobreviven, le permite
disponer de tiempo libre no afectado al sustento económico. Solo un cambio de
modelo productivo que permita a toda la población participar en los asuntos
públicos posibilita la democracia participativa. Estructuralmente no es posible
con el actual modelo productivo, ya que ésta estructura económica que tenemos y sostenemos no permite que
seamos todos iguales, al menos en el rol de ciudadanos, que no es poco o es
casi todo. Nuestro sistema político vende la idea de que todos somos
iguales,…………pero el caso es que el tendero de comestibles no puede asistir a
las reuniones de su distrito municipal a diferencia de el funcionario de obras
publicas. El sistema no permite que todos puedan participar activamente. Por
otra parte hay una carencia de voluntad política para que todos participen y
solo cuando interesa sí que la hay, y sino fíjense, que la fecha de votaciones que cae siempre en domingo.
El hombre necesita evadirse de su realidad, necesita una
droga que se llama fantasía e intentar cumplirla y eso se llama utopías que son
fantasías que una vez hecha realidad se mutan en ideologías tras su paso como contraideología,
gracias a la fe, firmeza y determinación de esos soñadores que necesitan
evadirse de su realidad y logran llevarla a cabo cuando se dan las
circunstancias necesarias y suficientes. Mientras tanto la tristeza nos inunda. Los
matadores de sueños nos despiertan y nos dicen: “solo tenéis una democracia
formal, no real”. Sin ilusión, nos quedamos sin energía anímica y sin está, el
proyecto es mutado por los de siempre. Por eso estamos tristes, porque sentimos,
como se va agotando los últimos alientos
de pureza.
La verdad es mutable, inalcanzable, es siempre relativa;
pero hemos de acotarla, de marcar límites, para profundizar en ella y así
obtener certezas y certidumbres que nos permitan navegar y llegar a la próxima estación de destino. De lo cual se deduce que estamos estacionados
sin movimiento, ya que la falta de participación social y política de la
ciudadanía o mejor dicho de la población es la que posibilita la primacía de
los intereses particulares sobre los intereses generales o colectivos. Y digo bien población y no ciudadanía, porque
la última implica una comunidad o población políticamente activa y no pasiva
como la población.
En ese escenario apreciamos como el bipartidismo se devora
así mismo al querer convertirse en régimen unipartidista. El régimen se define
porque no existen contrapoderes o contrapesos. Prueba de ello es el pacto del Tinel
o la creación de Podemos, o sea la creación de cordones sanitarios, que vierta
el voto en un solo saco. Es el intento de eliminar del mercado político al
contrincante, de querer pasar de un oligopolio político a un monopolio político.
Está fractura del bipartidismo, su autodevoración ha permitido la eclosión de
otras fuerzas o actores, que de otro modo no hubiesen surgido y de ahí su
ascenso vertiginoso. Pero si no hay un cambio en el funcionamiento del sistema,
del modo de proceder de los actores de manera que se imponga” la nueva
política” que consiste que una vez acabada la contienda electoral, los diversos
partidos políticos trabajan en un régimen colaborativo y cooperativo en busca
de la consecución del bien general, no llegaremos a buen término o sea a una
nueva estación.
Pero la democracia participativa no solo requiere de un
cambio del modelo productivo, de las condiciones sociales de producción que
liberen tiempo del sustento para su destino a la participación civil, sino que
requiere también de la generación social de proyectos, ideas, metas e ilusiones
que activen a la ciudadanía, de esa energía anímica que antes hablaba para
llevar a cabo el cambio en el modelo socio ambiental, y esos cambios no pueden
ser realizados por élites, pues sería más de lo mismo, en otro formato y otro
contexto. Tienen que ser cambios nacidos de la propia sociedad en su conjunto,
espontáneos, derivados estructuralmente.
Y me pregunto ¿es eso, posible? ¿Es eso, llegar a la estación final?
A lo máximo que podemos aspirar es auspiciar y facilitar el
empoderamiento de la sociedad civil. Y me pregunto ¿es un partido político, la
maquina adecuada o brazo ejecutor necesario de dicho movimiento civil? Solo el
fomento de la cultura y práctica extitucional
lo valida y lo justifica. Solo la extitucionalización de las
administraciones públicas nos permitirá la nacionalización del Estado o sea su
liberación de su secuestro por intereses privados.
La extitucionalización de la Administración pública es su
desintermediación, el advenimiento de la sociedad civil en el funcionamiento
del aparato administrativo, es la participación de los vecinos en los asuntos
públicos, es la participación e
intervención en los asuntos de la Administración pública y no solo como
administrado, sino como coadministrador. Es el cambio de ser no solo usuario de
bienes y servicios públicos, sino también productor o proveedor de dichos
bienes y servicios públicos: es democracia participativa.
Francisco Anaya Berrocal en Málaga a 24 de marzo de 2016.