La huelga de los votantes.
La huelga de los votantes.
El problema de España no son las autonomías, no es la
estructura político-administrativa existente; no es un problema de estructura
sino de funcionamiento.
Haber, Alemania con una estructura política y administrativa más descentralizada
y con un consiguiente mayor número de niveles administrativos funciona bien. Y
funciona bien en cuanto que el despilfarro, las duplicidades y sobre todo la
corrupción no tienen cabida. Y es eso: despilfarro, duplicidades y corrupción
lo que caracteriza el funcionamiento de nuestras administraciones públicas y no
solo la autonómica, sino también las locales y central.
No se trata de cambiar el modo organizativo, que es
ciertamente mejorable, sino de cambiar o mejor dicho regenerar su funcionamiento,
su modo de operar, de producir y distribuir bienes y servicios públicos. El
sentido común, la diligencia y el buen hacer tienen que imponerse al
despilfarro, duplicidad y corrupción.
¿Pero cómo se soluciona esto? En teoría todo el mundo está
de acuerdo, ¿pero cómo? La respuesta es la erradicación de la injerencia
externa procedente de los partidos políticos, que devoran los presupuestos
públicos para pasto de sus
mesnadas al convertirse en agencias de colocación de empleo y de mediación y comisión
de negocios.
Del mismo modo que hubo una época en la historia de España
que era necesario separar el poder de la Iglesia en el Estado, en cuanto que
era un poder dentro del Estado, incardinado en el Estado; hoy se hace necesario
separar el poder de los partidos
políticos del poder del Estado. Se hace
necesario que los partidos políticos no
solo se financien con las cuotas de sus afiliados y no de las de sus votantes,
sino que también tengan estructuras internas que funcionen democráticamente,
que sean asociaciones políticas filantrópicas donde el interés general prima
sobre el interés particular. Ese modo de funcionamiento interno viciado, luego
se exporta a las administraciones públicas, cuando las ocupan y las colonizan
tras su victoria electoral.
Pero ellos no se van hacer el harakiri, no se van a
autodestruir, tiene que ser la sociedad civil, la que se auto empoderé para su
regeneración.
La experiencia democrática de la sociedad española, tras 43
años de neo restauración borbónica la hace incrédula a tenor del comportamiento
de su clase política, de su sistema político de partidos políticos, sabedora
que no resuelve sus problemas, pero si resuelve el bienestar de ellos como
casta política que son. Y el primero el señor Pablo Iglesias.
Esta incredulidad, este hartazgo de lo político y de los
políticos propicia una atmosfera social para el advenimiento del resurgimiento
civil, del empoderamiento de la ciudadanía. Del hecho de que la política es muy
importante, de que nos afecta mucho en nuestro quehacer cotidiano y de que por
ello, no la podemos dejar en manos de los de siempre, en donde incluyo a los
nuevos actores, de que tenemos que participar, de que tenemos que involúcranos
y des intermediar la política. De que sabedores, de que los partidos políticos
no van arreglar nada, de que ellos son gran parte del problema, tenemos que
tomar conciencia de que lo que no hagamos nosotros no lo harán ellos.
Por todo ello sino votamos, si hacemos una huelga de
votantes que no votan, acabamos con esta gente, acabamos con este sistema
político agotado y pasamos página en la historia de España. Sabed que ellos sin
voto no son nada y por ello te pedirán el voto, tú voto.
El darse cuenta orteguiano, que buena medicina social es.
Francisco Anaya berrocal, en Málaga a 28 de marzo de 2018.