sábado, 28 de mayo de 2016

El ejemplo: crónica de una crisis interna.

Albert Einstein decía que para transmitir y comunicar credibilidad: que el ejemplo no es que fuera el mejor método para ello, sino que era el único. Así pues, difícilmente un padre que llega borracho a la casa puede ser ejemplo para un hijo que comienza a consumir drogas.
Y es la política una droga, cuanto más la consumes más quieres, de modo que te va envolviendo y dejando en la cuneta tus otros roles, dada la capacidad de absorción del tiempo del que dispones y del que no dispones. Es por lo tanto necesario rehabilitarse e irse a un centro de rehabilitación, de desintoxicación política. ¿Porque digo esto?  ¿Qué es un centro de desintoxicación política?
La droga es imponer tu voluntad por métodos persuasivos, violentos……..los que sean, el caso es imponer tu voluntad. Es un espacio que ofrece un horizonte sin fin, sin término. Es política.
Esa capacidad de imposición nos pierde y nos hace perder a los que tenemos a nuestro alrededor, a nuestro entorno, a nuestros compañeros de partido.
El hilo conductor de la afiliación y su mantenimiento en el partido es la afinidad ideológica, galvanizada por una estructura orgánica determinada que la cohesiona. Una estructura interna informada y sustanciada por esa ideología.  Cuando esa afinidad ideológica no casa con el funcionamiento de la estructura orgánica, con su modo de operar, se produce una disfunción que se manifiesta y explota, cuando la estructura orgánica no genera beneficios para la base afiliada. Las expectativas de beneficios y reparto de poder, para la militancia, por otra parte legitimas se hallan en crecimiento al unísono al crecimiento en la intención de voto, por lo que dicha disfunción que es latente, termina por manifestarse cuando las expectativas de votos declinan. Corregirse ahora, sería devolverle la pelota al ataque del sistema, en cuanto sería otra forma de hacer Política, que demanda la sociedad y que consiste en asumir errores. Una estructura interna no es democrática, solo por el hecho de votar y escoger elegibles para cargos públicos u orgánicos, sino que necesita también que el sistema de votaciones sea simétrico, verificable y transparente.
Pero si después de lo dicho, resulta que la disfunción no es latente, sino real, en cuanto no hay expectativas de beneficios ni de reparto de poder, y encima no hay elecciones internas sino dedocracia arbitraria, excusada con el pretexto de nombrar y promocionar a los mejores con fundamentos motivados por la falta de tiempo, que permitan a posteriori suspenderlos, genera una crisis interna estructural, en cuanto que no se ha predicado con el ejemplo.
Para exportar democracia interna, hay que producirla y practicarla en casa propia o sea implantar (injertar o producir normativa interna) e implementar (ponerla en práctica, en funcionamiento), sino decimos, lo que no hacemos y eso es mentir. Y ese es el centro de desintoxicación política y por eso lo digo.


Francisco Anaya Berrocal, en Málaga a 27 de mayo de 2016.

domingo, 22 de mayo de 2016

DESCONSTRUCCIÓN
Existen políticos profesionales y políticos aficionados. Los que viven de la política y los que viven para la política. El político profesional termina por desarrollar habilidades y destrezas para defender lo que habla sin creer en lo que dice. En tanto el político aficionado cuando deja de creer no en la ideología que sustenta su formación política, sino en la estructura orgánica que la sustenta, no es capaz de argumentar y contra argumentar su programa electoral, -que no su ideología,- al dejar de creer en dicha formación y se produce entonces primero una parálisis y luego el abandono, dejando el campo libre en su formación política para los protoprofesionales, que al dedicar todo su tiempo a su proyecto de empleo (vivir de la política) vencen  y entonces la formación política se convierte en un centro clientelar.
El político profesional cuando defiende lo que habla, lo que defiende es su sustento y no lo que dice. Y no lo hace porque para exponer sus planteamientos de modo razonado y fundamentado, así como realizar réplicas argumentadas a los contraargumentos de su rival político,  necesita creer en lo que dice y no es el caso. Afortunadamente para él, su rival político se halla en la misma tesitura. Vivir para la política es un ejercicio de decencia. Pero vivir de la política es un ejercicio de indecencia, no por el mero hecho de vivir de ella, sino el modo a como se accede a vivir de ella.
La nueva política suponía  crear discurso y creer en lo que se dice en la contienda electoral. Y una vez acabada esta, colaborar y cooperar con las otras fuerzas políticas para resolver las demandas vecinales, las demandas ciudadanas.
La nueva política es la metodología necesaria, que no suficiente para ayudar a resolver el agotamiento del sistema político antes que se produzca su quiebra. Pues una vez que llegue, la quiebra, no será posible la reforma y sí la ruptura y lo que ella conlleva. La Historia se encarga de decirnos que la revolución no se vota en las urnas.
El político profesional no puede vivir, ni siquiera sobrevivir en un escenario de nueva política y no puede,  al no estar dotada  su conducta,  de las armas y dotaciones necesarias para triunfar y  funcionar en el nuevo escenario y se aferra al sistema político existente,  ya  agotado con ideologías muertas, que dan certidumbres a masas,  que no se adaptan a tanto cambio y que son carne de cañón de los políticos profesionales, que le sermonean con ideas muertas que perpetuán el decadente sistema político,  generando inmovilismo y no regeneración y por ende nos llevaran a la revolución.
En este tiempo de discursos de ideas muertas, de populismos que cuentan ideas que queremos escuchar, de prometer lo que no pueden cumplir, de distribuir lo que no hay, de derrochar lo que necesitaremos en el futuro, la demanda regeneradora es ocupada y colonizada por marcas políticas que no materializan su desconstrucción y por tanto se convierten en más de lo mismo bajo otro formato  y contexto, que les hace nacer, pero le impide crecer. No entienden que las técnicas de dominación interna basadas en el terror a la vigilancia y  el miedo al castigo y que daban lugar al sometimiento,  conformándose masas de súbditos, ya no son posibles y que han sido desterradas por técnicas de dominación basadas en la generación de dependencia donde el individuo se cree libre.
El nuevo sistema político requiere para su conformación de la existencia de partidos políticos que funcionan de abajo a arriba y no como en el sistema anterior de partidos que funcionan  de arriba a abajo. Es por lo que se hace necesario la desconstrucción o sea es la desintegración y refundación simultanea del partido. Primero se derriba la cúpula existente, que es la que dio vida al partido  y luego  se elige otra, creada desde las bases que se adhirieron. De este modo el partido somos todos, en cuanto elegimos y no los escogidos que resultan cuando funciona de arriba abajo y que da lugar a súbditos de partido (disciplina militar + intransigencia religiosa). Ya que estos últimos valen para capturar a votantes-hinchas, pero no a ciudadanos.


Francisco Anaya berrocal, en Málaga a  22 de mayo de 2016.

sábado, 14 de mayo de 2016

LA AGONÍA DEL VOTO.
Los  hechos nos demuestran, lo que las normas no aclaran.
Los hechos nos demuestran, lo que las palabras esconden.
Los hechos nos demuestran, lo que las ideas no dicen.
Los hechos nos demuestran la verdad, las inconfundibles “verdades de hecho”, ya que las verdades de hecho no exigen demostración, dado que son demostración en estado puro.
Y es esa la demanda actual: predicar con el ejemplo. No me lo digas, sino que has hecho.
Primero decimos y luego hacemos. Hacemos una interpretación de lo que decimos. Una interpretación o mala interpretación según se mire. Dicha interpretación será legal, ajustada a derecho, pero no a ideología, no a creencia, no a ideario. Es la falsificación de la idea, su prostitución por el pragmatismo o reconversión por la razón de ganar votos y que en último término lleva a la desaparición del voto.
Más vale primero hacer y luego decir, sino pasa lo que pasa, visto lo visto: desilusión, frustración de lo que creía, de lo que soñaba. Surge entonces la duda, de la compra de un billete a lugar llamado “ninguna parte”, a más de lo mismo, bajo otro formato y en otro contexto, pero al fin y al cabo, más de lo mismo.
¿Quedarse? O ¿rendirse? Eh, ahí, la duda.
¿Es posible la reconducción? Mientras tanto los “que hay de lo mío”, esperan y entre tanto, los crédulos se van yendo conforme la ceguera desaparece, como los toros que descubren el embuste del torero. Y la pregunta es ¿Quién queda?
La valoración de los hechos “políticos” por parte de la ciudadanía es la contrastación y evaluación entre lo predicado y lo realizado. El resultado todo los conocemos, vivimos en esta realidad, la sentimos y la padecemos. Es la quiebra del sistema de partidos políticos de la neorestauración borbónica. Felipe VI no le vale ser capitán general de los ejércitos. Ya no vale Cánovas.  Ser rey en 2016, no es hacer lo que hacía su padre en 1982. El jefe de estado tiene que asumir el control de los órganos que están al servicio del estado (de supervisión y control) y que hoy día controla el gobierno y que conlleva la degeneración democrática que padecemos. ¿Puede hacer ese trabajo, la monarquía? La respuesta es obvia. Estado democrático implica Estado elegido en modo transparente y no heredado, donde se visualice de los procesos de decisión política por parte de la mirada ciudadana.
Eso es la nueva política bajo el paraguas de primero hacemos y luego decimos.
Estamos cansados, necesitamos implantes (reformas) y ponerlos en funcionamiento (implementación) en nuestra constitución o de lo contrario, si dejamos pasar más tiempo,  no será posible injertar los cambios y se abrirá un proceso constituyente o sea el debate de un nuevo Estado.
Francisco Anaya Berrocal, en Málaga a 12 de mayo de 2016.

lunes, 2 de mayo de 2016

NO TE RINDAS.
La eliminación del adversario, la falsificación de ideas desmayando al pensamiento, el clamor de una demanda insatisfecha de la militancia de poder reunirse, debatir y conocerse…….mientras se eligen los adversos y sumisos que se ponen en cola a la espera de “a mí cuando me toca”, por eso de dejar de tener las manos limpias y los bolsillos vacíos; y de ese escenario surge una voz que ejecuta  las ventajas de liderar ese proceso regenerativo, pero que está corrompido desde fabrica, origen o nacimiento, dado el sequito de súbditos de partido que acarrea con hambre.
En eso, esa voz surgida del infinito, que lidera el proceso, dice: No te rindas. Si lo haces, habrán ganado ellos. Si sigues, un aliento nos llegará a todos los que pensamos como tú, a todos los que sentimos como tú. Tú duda es una bocanada de aire fresco y puro. Tú personifica nuestra duda. Personifica nuestra voluntad y nuestra determinación de seguir luchando. No nos deje. Te queremos, te sentimos. No estás sola. Estamos interconectados y venceremos en nuestro sentir, en nuestro querer.
La voz se oía, ¿pero la escuchaban? Mientras tanto el rum-rum prosiguió…………………………………….
Francisco Anaya Berrocal, a 2 de mayo de 2016.


Mentira y Silencio.
La  unidad y cohesión del grupo para la contienda electoral que se avecina, requiere de un cambio de cultura de partido, de todos los que hacemos partido. Y es algo que individualmente tenemos que hacer cada uno de nosotros para luego proyectarnos sobre los demás miembros de nuestra formación.
El cambio en los modos y usos de hacer política está en dar, sin esperar nada a cambio. Trabajar por y para el Proyecto, sin esperar nada. Porque un partido político es una empresa social filantrópica que genera valor social, pero no valor económico y cuando lo hace (valor económico)  del único modo que puede hacerlo: modo disfrazado (financiación irregular e enriquecimiento de sus miembros), se desnaturaliza.
Pero participar en ese viaje es enriquecedor en términos vitales.
Que discutimos no es problema. Problema es lo que vienen a servirse del proyecto y no a servir al proyecto. Problema es lo que juegan con las ganas y las ilusiones de muchos, de los que sirven al proyecto. ¿Están identificados? ¿Cuál es nuestra responsabilidad en ello?
Como decía Cicerón: la verdad se corrompe no solo con la mentira, también con el silencio.

Francisco Anaya Berrocal a 1 de mayo de 2016.