domingo, 27 de diciembre de 2020

España versus AntiEspaña.

 

España versus AntiEspaña.


Si me lo permiten, España es como una moneda con dos caras: reverso y anverso; por una cara está la España neta, la España que se siente española y orgullosa de serlo y por otra parte está la AntiEspaña, la que abomina de lo que es España, de su historia y su tradición.

Y es esté, el subyacente que informa y dirige el debate: Monarquía versus República (España versus AntiEspaña). Lo que realmente se cuestiona no es la forma de Estado, sino la forma de sentirse español, ya sea en la modalidad español o en la modalidad antiespañol. Esto explica que existan republicanos que no quieren la República, que antes eran juancarlistas y ahora felipistas. Para ellos o mejor dicho para nosotros en términos lógicos, el que el hijo del jefe del Estado sea jefe del Estado tiene la misma coherencia que el hijo del juez sea juez o la hija de la cirujana sea cirujana; no tiene ni pies ni cabeza. Ahora si tú antes de ser republicano o monárquico, de elegir la forma del Estado, eres español -y la existencia de la nación es preexistente a la forma de estado de la misma manera que el padre es preexistente al hijo-, nunca irás en el mismo tren con los miembros de la AntiEspaña( comunistas, socialistas confederales y separatistas-nacionalistas) porque la estación de destino no es al misma aunque haya una parada en la estación República.

Y es en esta secuencia o itinerario político donde toma sentido ser monárquico (o mejor dicho republicano que no quiere la República), en su dimensión historicista, como instrumento y medio para preservar a España como nación.

La quiebra del Estado autonómico, su fracaso como proyecto histórico de integrar los nacionalismos periféricos en la gobernabilidad del Estado, de su integración en la dirección del Estado para sumar y pulverizar la segregación, en suma la agonía y quiebra del Antiguo Régimen del ‘78 hace que hallamos entrado ( y la mayoría no se ha enterado) en una trayectoria con destino final en la República, donde el “amoral” aspira a ser el 1º presidente de la III República Confederal.

La tolerancia a las distintas formas de sentirse español, de ser español es de rigor, pero la tolerancia a los que se sienten antiespañoles es de idiotas y por eso felones, amorales y demás “expertitud” siguiendo el lenguaje de la vicepresidenta, encuentra acomodo en la piel de toro.

Solo una nación que ejecuta propiamente por si misma sus decisiones colectivas, se cataloga como soberana y para ello es necesario nacionalizar el Estado (Ortega y Gasset)1, que se halla secuestrado por los intereses espurios de socialistas confederales, comunistas , separatistas-nacionalistas y demás ralea rupturista en su dimensión o trama política.

En este secuestro del Estado por la AntiEspaña para el azote y aniquilación de España y los españoles, la Corona instalada en su papel de lo políticamente correcto, se niega a si misma y se niega como baluarte de la unidad de España. La polarización no deja espacio para la ambigüedad y si a la definición. Alfonso XIII marcho para evitar una guerra civil y su auto destierro fue inútil.

La constitución de 1978 no es intemporal, el espíritu del 78 no existe y España necesita de una jefatura del estado que nacionalice el estado, que restablezca la división de poderes y la soberanía recaiga en el pueblo y no en sus delegados (partidos políticos).





1-el fracaso de “La agrupación al servicio de la República” es el fracaso de la II República, de la imposibilidad de los demócratas de convivir con la izquierda totalitaria de Prieto, Largo, comunistas…..; para los últimos la República era un medio para alcanzar la sociedad socialista y no un fin.






Francisco Anaya Berrocal en Málaga a 27 de diciembre de 2020.

domingo, 20 de diciembre de 2020

A propósito del SMI

 

A propósito del SMI

Eso de que no hay trabajo no es cierto. Trabajo hay, de hecho hay muchas cosas por emprender y hacer; lo que no hay es empleo o sea trabajo conforme a las normativas del gobierno y del las administraciones públicas en general. De hecho en otros tiempos en la que la capacidad de control del gobierno era más débil, el trabajo que no tenía acomodo legal se traducía en trabajo o empleo informal o sumergido (fuera de la ley, pero se trabajaba). Ahora el alcance regulatorio es más intenso y el escape a a la economía sumergida es menor por lo que los estragos del desempleo son de mayor calado.

Cada vez que se sube el SMI o simplemente el hecho de regularlo( no existe en otros países) expulsa del mercado de trabajo a un sinfín de personas, que son las mas vulnerables por su exigua o/y deficiente preparación y capacitación. Pero es que no solo expulsa, sino impide el acceso al mercado laboral de otro sinfín de personas como demandantes de primer empleo, de retornados al mercado laboral y otras personas de la población activa no ocupada.

Cada vez que se incrementan los costes salariales origina una disminución del factor trabajo y el consiguiente incremento del factor capital y esto ocurre en las ramas productivas menos avanzadas en términos tecnológicos y organizativos donde encuentra acomodo y empleo las personas con menos recursos técnicos y culturales y en donde el peso del SMI es relevante. Véase la perdida de empleos en el sector agrario que manifestaban dirigentes de ASAJA.

Los pregoneros del salario digno son benefactores a corto plazo de los que logran seguir empleados, (lo cuál es cuestión de tiempo, que pierdan el empleo), pero son malhechores y causantes de los que pierden su empleo o de los que aspiran a insertarse o reinsertase en el mercado de trabajo.

La OIT podrá declarar que el trabajo no es una mercancía, pero en el cálculo económico así se cuantifica y si al empleador no le salen los números, no contrata o despide o de lo contrario se auto despide como empleador o empresa. La imposibilidad de pagar los costes laborales ha ido deslaborizando las relaciones de trabajo mediante contratos mercantiles (contrataciones, subcontrataciones, autónomos, economía colaborativa…) y lo que no tiene cabida en ella, deja de existir , de manera que el trabajo existente no se convierte en empleo.

A los pregoneros del salario digno y ya puestos a pregonar, porque no un SMI de 1500 € o mejor de 3000 € o mejor todavía de 6000 €…………

Los pregoneros del SMI no pagan sueldos ni pagan seguros sociales pero si viven y muy bien de insuflar veneno, de ser tóxicos y de hacer creer que el capitalista roba al trabajador, de que es un juego de suma cero y esto es FALSO.

Las empresas son unidades económicas que producen dividendos, plusvalías y beneficios en general para sus propietarios , pero también producen salarios, seguros sociales, tributos, intereses( de créditos, de obligaciones,….), alquileres, royalties…….; las compañías son comunidades en las que diversos factores se aúnan y se integran para producir beneficios para todos los miembros de la comunidad. Si yo en una reunión de cuatro personas cuento un chiste y los otros tres cuentan otro chiste resulta que al final todos sabemos cuatro chistes y por lo tanto todos y digo bien “todos” sabemos mas, todos hemos ganado y eso es una empresa: un juego de sumar.

De lo que se trata es de crecer, de hacer la tarta mas grande y eso solo resulta de la colaboración e cooperacón entre los diversos agentes que actúan y interactúan en la empresa porque así todos comerán mas pastel, aunque unos coman mas que otros y no de repartir la tarta existente que genera lucha y falta de colaboración y cooperación.

Los pregoneros del SMI y en general los tóxicos de la izquierda necesitan que mientras mas personas se hallen en situación de dependencia económica y vulnerabilidad social mas masa crítica habrá (parroquia mas llena) para alcanzar sus objetivos de alcanzar una sociedad socialista en donde por cierto solo es posible repartir pero no crear riqueza como la evidencia histórica nos expresa.

¿y que es mejor? ¿Que todos seamos igual de pobres o unos mas ricos que otros?

Evidentemente las verdades de hecho no exigen demostración.


Francisco Anaya Berrocal, en Málaga a 20 de diciembre de 2020.