HABLANDO DEL FISCO.
Hablan de fraude fiscal, que si haría falta más inspección,
que si haría falta más medios, que si más recursos materiales, que si más
recursos humanos, que si más organización para combatir el
fraude,…………………………………que si pitos, que si flautas……….bla bla bla……
Si todos y cuando digo todos, son todos, pagamos los
impuestos, los tributos en general que nos corresponden, me pregunto
¿tendríamos que pagar menos? ¿O nos robarían más, los de siempre? Eh ahí, la
cuestión. El fraude fiscal es consentido por la sociedad misma, cuando está
habla consigo misma. Al deslegitimarse el pago, habida cuenta del destino de
dichos pagos al apreciar la ciudadanía el uso, mal uso y abuso de los referidos
pagos.
Al día de hoy, con los años pasados de crisis, en cuanto ha
disminuido el gasto en dietas y gratificaciones extraordinarias, en informes y
estudios, en representación y protocolo, en móviles y tabletas, en coches
oficiales………y luego le cuenta que eso es el chocolate del loro o demagogia a
los que reciben recortes en sanidad, educación o justicia. Esta forma de gastar
o mejor dicho malgastar los recursos públicos, es la que genera la falta de
concienciación fiscal posibilitando y
expandiendo el fraude fiscal.
Me pregunto y le pregunto a ustedes: ¿han dejado de ser los
partidos políticos agencias de colocación? ¡No sigue tal vez, la política
mercantilizada! Los intereses generales y públicos secuestrados por intereses
privados y espurios. Los ingresos
públicos se legitiman cuando el gasto público es legitimo; pero cuando no
lo es, el pueblo se da cuenta (“el darse cuenta” orteguiano) y como dijera
Abraham Lincoln:
“se
puede engañar a parte del pueblo, durante cierto tiempo,
pero
no se puede engañar a todo el pueblo, durante todo el tiempo.”
FRANCISCO ANAYA BERROCAL, EN MÁLAGA A 15 DE SEPTIEMBRE DE
2015.